Y entonces te comes a la bestia de la codicia,
y sabe tan bien,
que repites el bocado una y otra vez;
y cuando estás embebid@ en la gula,
ya no te das cuenta,
porque tú te has convertido en plato, y comensal;
en la misma bestia, con sus dos caras servidas en el bufet
de lo que sigues creyendo que no es pecado,
porque rezas padre nuestros para tus propios oídos,
y olvidas ‘lo malo’.
¡Como si eso importara!…
en el fondo, sabes que lo es.
📸Canva
👏👏👏
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👌👌👌
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